Comienzo con esta pregunta, ¿Quién soy yo?
Hace ya algunos años que en clase de Desarrollo Humano Integral, la profesora (RIP) nos increpaba con esta dura pregunta que aun hoy en día –a los que la recordamos- nos sigue torturando no entender, no saber qué o cómo responder, porque si pensaron como mis compañeros, soy fulano de tal o soy un ser humano… No, no son las respuestas.
La verdad es que es difícil responder pues se tienen una infinidad de variantes para elegir que te llegan de inmediato cuando alguien te lo pregunta. Luego de hacer una encuesta a varias personas de diversos rangos de edad, un 95 % cae en lo mismo, no saben quiénes son, dentro de lo cual podemos encontrar no saben lo que quieren, lo que sienten, lo que necesitan, en realidad.
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Pero en lo que nos atañe ahora o por lo que saco esto a colación es por una imagen, un meme que vi en Fb hace poco. A veces lloro porque no tengo novio… Luego me acuerdo que soy lesbiana y se me pasa. Esa curiosa rana… No es que me haya pasado así literal, pero me he dado cuenta que ahora la mayor parte del tiempo, me veo a mi como un ser extenso, diverso, y no simplemente como una lesbiana que gusta de otras y que está limitada por su preferencia sexual.
Como leí en un libro llamado Más que amigas de Jennifer Quiles hay etapas por las que vamos pasando conforme intentamos asumir nuestra orientación sexual, diferente a la de la mayoría. Explica que no todos pasamos por dichos estados en orden ni vivimos cada uno de ellos, pues depende de nuestra educación previa y a esos prejuicios interiorizados.
Al principio cuando uno se da cuenta y/o se decreta como –dejémoslo en- homosexual, la mayoría de las veces nos causa tal conflicto mental y sentimental (sobre todo si es en una etapa adulta), que literalmente nos roba energía vital que bien podríamos aprovechar para rendir mejor en el trabajo, desarrollar un talento en la pintura, el dibujo, la cocina… Pero en lugar de eso tendemos a tener pensamientos como, sí, creo que soy gay pero, ¿y si no?, o ¿qué tengo que hacer para que no me descubran?, ¿ahora cómo debo comportarme?, ¿con quién puedo hablar?, ¿seguirá siendo mi amiga/o si le cuento?...
En un inicio –como dije- te quitan mucho tiempo esos pensamientos y trae preocupaciones y estrés gratis a tu vida que no sabes cómo combatir de momento. Después cuando lo vas asimilando de mejor manera, comienzas a darte cuenta que las cosas para heteros ya no te gustan como antes (y las defines así, cosas para hetero, no para mí), te aburren… Esos libros de romance que antes adorabas (quizá Twilight o algún otro) ahora ya no te llenan porque no es tu realidad, quieres algo que les pueda pasar a personas como tú, como me decía hace rato un amigo.
Algunos se quedan en esa etapa pensando que lo hetero apesta y lo gay es lo más in, la onda, mientras que otros pasan a verse como un individuo multifacético, que en efecto es gay, lesbiana, bisexual, etc., pero que también gusta de otras cosas y que no desea encasillarse a sí mismo en sólo un aspecto de lo que es ser él o ella.
Creo que ya tenemos suficiente con que los demás nos digan, si eres gay eres / debes ser amanerado, vestirte bien, saber cocinar… si eres lesbiana tienes que llevar el cabello corto, vestir como los hombres, amar los deportes rudos y un largo y hasta casi interminable etcétera de creencias.
¡Pero ni siquiera los heterosexuales siguen las propias normas que ellos han impuesto! ¿Cuantas veces vemos a una mujer de pantalón, sudadera, pelo corto, besándose con otro o llevando a 5 o 6 niños por la calle mientras pelea con su esposo, o, chicos que actúan un tanto afeminados, que visten sin definir su género y gustan sólo de mujeres?
Particularmente yo –una lesbiana- no encajo en “los perfiles” que se han establecido, porque soy una chica que conforme tengo ganas de vestir faldas cortas, tops ajustados, botas, zapatillas, cabello largo, que ama comprarse lencería… Otras simplemente uso unos jeans, sudadera, tenis y un chongo, así de simple. Que tanto puedo leerme novelas lésbicas, como me gustan libros de ciencia ficción, que adoro los videojuegos pero también el cocinar. Que soy capaz de decir ese hombre es guapo y no por eso me quiero acostar con él.
Suelo olvidarme de mis preferencias sexuales –que para otros son motivo para excluirme- pues en el transcurso del día tengo miles de cosas en qué ocupar mi mente, el trabajo, lo que hace falta en la casa, lo que tengo que hacer, que si ya casi llego a otro nivel en ps4… Ya no suelo pensar tanto o casi nada como antes en lo diferente que soy a –por ejemplo- mis compañeras, porque no es sólo mi orientación lo que no compartimos sino muchas cosas. Y tampoco –añadiendo otro estereotipo- no pienso todo el día en sexo, ni quiero irme a la cama con todas las mujeres que veo…
Las personas, NO somos ni debemos ser artículos programados para encajar en un perfil, cada uno es quien es sin ser diferente o como la mayoría.
Simple y sencillamente se trata de ser nosotros, Caro, Leo, la pelos, Vicky, Néstor… seres sin igual, la única persona que forma el yo.
Y para contestar a la pregunta del inicio tan famosa, yo soy yo, nosotros somos nosotros.
Con todo lo que conlleva, lo que nos forma y lo que nos hace desde el interior al exterior, sentimientos y pensamientos de los que estamos hechos.
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