Cuando los amigos te abandonan.
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El siguiente artículo lo escribo única y exclusivamente en base a mis experiencias, a cómo he vivido. No soy psicóloga ni terapeuta ni nada, simplemente alguien a quien le ha tocado pasar por varias situaciones de este tipo.
Primero, definamos lo que es un amigo según el buscador de Google, luego de define: amigo,
[persona] Que mantiene una relación de amistad con otra u otras personas.
Bien, no nos dice mucho, así que escribimos, define: amistad,
Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia.
Una vez dejando en claro los conceptos…
He leído que en revistas de moda y podcast te dicen que no comentes con los amigos tus problemas sino cosas buenas, las experiencias positivas que te han pasado durante el tiempo que no se han visto. Pero vamos que, la verdad es que no todos lo toman a bien, antes pueden llegar a sentir que les estás presumiendo, especialmente si ellos están pasando por un mal momento.
Hablamos de lo malo que nos pasa como motivo de desahogo –no hay que engañarnos- y son más experiencias negativas las que nos suceden que positivas. Pero lo interesante es que las podemos cambiar en algo positivo, bueno, según como se vea. Si por ejemplo, un grupo de empleadas detesta a su supervisora, pueden divertirse juntándose y hablando de las maldades que les hizo pero de forma chistosa, haciendo parodias y/o imitándola, etc… De esta manera liberan tensiones y refuerzan lazos sociales y laborales.
¿Pero qué sucede cuando los problemas van más allá, cuando son más serios?
Les planteo, ¿hasta qué punto uno debe / puede / quiere estar para alguien, para un amigo? Hay personas a las que les cuesta demasiado salir de un problema, de una depresión. Quizá tú lo ves como algo que no tiene sentido y después de cierto tiempo te aburre, te enfada el que solo se hable de lo mismo cada vez que se ven al grado de inventar excusas para no verse.
¿Es válido este abandono? ¿Es por salud mental?
Es series de televisión, novelas, libros, etc., se establece que un amigo verdadero es como un hermano, alguien con quien puedes contar para todo. Que va y te saca de los separos si te agarraron conduciendo ebrio a mitad de la noche, alguien que se queda contigo y escucha pacientemente tus lamentos cuando rompiste con tu pareja, alguien que jamás te abandona –a pesar de todo- persona para quien eres importante.
¿Pero eso realmente existe?
¡Claro! Sé que existen, pero no voy a negar que a veces nos topamos con más malas personas, con aquellas que sólo están con alguien cuando pueden recibir un beneficio y que cuando deja de suceder o se aburren, cambian a otras personas, a tener otros “amigos”, que con gente que sí sabe ser un amigo. Aunque cada quien habla como le fue en la feria y puede que tú que lees esto, estés rodeado de gente que te ama y que jamás te ha hecho daño.
En lo personal, hubo un momento de choque emocional muy fuerte para mí y tan así que caí en depresión. Tenía una amiga a la que quería mucho, pero ella no quiso seguir conmigo y una tarde me dijo “voy a dejar de verte porque no quiero sentirme deprimida como tú, buscaré otras personas y cuando estés bien, podemos volver a ser amigas”. No volvimos a serlo, no quise tener nada más con ella pues pienso que si alguien te abandona en esos momentos cuando más lo necesitas, no vale la pena seguir con esa persona, como dicen por ahí:
“En la cárcel y en la cama se conocen los amigos”.
El egoísmo, ¿la causa del mal?
Me gusta observar a las personas y durante mucho tiempo he notado que cada vez es más común que el egoísmo nos invada, pero lo curioso es que llega por malas experiencias, en los casos que me he topado al menos. La gente a la que aprecias, por la que haces algo bueno te trata mal, no te valora y llega el punto en el que deja de importarte y comienzas a pensar sólo en ti, lo malo de esto es que por una persona –o quizá varias- pueden o tienden a pagar otros que aún no se contaminan de esta enfermedad.
Leí hace años una entrevista que le hicieron a Anne Nurmi* y que decía –según la traducción- “la mayoría de la gente que nos rodea se está volviendo más fría, no muestran sus sentimientos o son incapaces de tenerlos”. Entonces, ¿es su culpa el ser así o es que todo es producto de las demás personas? Pienso que es una parte de nosotros y otra de la demás gente. No se trata de pasarse la vida culpando a los otros por lo que nos acontece, total si nos tratan mal pues salir de ahí, cambiar de aires e intentar sacar lo bueno de la experiencia, pero son muchas cosas. Quizá las circunstancias no nos permitan hacer eso y nos quedamos en ese lugar donde poco a poco nos vamos amargando, consumiendo…
Amistades toxicas.
Bien, ya hablamos de lo que se supone es un amigo, de lo que hablamos con estos y de si el egoísmo es el culpable de los que no lo son. Así que retomando el tema, nos enfocaremos en aquellos que no se puede decir que sean malos del todo, pero si tóxicos para nuestra vida.
Hay muchas clasificaciones que se pueden ajustar, pero en este caso trataremos aquellos que son más comunes y que a veces no son tan fáciles de identificar a la primera.
Los interesados.
Aquellos que sólo te buscan cuando necesitan algo, como cuando traes carro y ellos detestan ir en camión. Esos que quieren les consigas descuento en el lugar donde trabajas… Pero que huye o no le da mucha importancia cuando tú requieres algo que él o ella puede hacer por ti.
El que te deprime.
Se ven o llaman para saber cómo ha ido el día y mientras tú estás exultante, él o ella te cuentan lo triste que es todo a su alrededor. Bien, está pasando por un mal momento, lo escuchas. No puede salir del problema sólo… Empiezas a intentar justificar el que siempre esté negativo, pero después de un tiempo, llegas a la conclusión de que no puedes hacer nada y dejas que siga avanzando. Si no quiere hacer nada por el mismo, tú no puedes.
Como decía en un libro Nadie puede hacer por ti, lo que tú tienes que hacer por ti.***
Los criticones envidiosos.
Aquellos a los que no les parece nada de lo que haces y que tratan de manipularte. “No creo que te quede bien este vestido y lo digo porque somos amigas y te quiero, mejor por qué no usas ese pantalón y…” Cuando sabe perfectamente que luces espectacular pero la envidia le corroe e intenta que pases a segundo término y ella pueda sobresalir.
Los que sólo su vida y problemas importan o los que se creen ejemplo.
Esos a los que empiezas a contar algo y que o te cambian el tema radicalmente a algo que a ellos les ocurrió y es más importante tratar o, esos que te empiezan a decir “No, eso no es nada, a mí me pasó que…”, dejándote con cara de ¿y lo mío?, y callando para que ellos cuenten algo que “verdaderamente” ha sido feo o significativo y no lo tuyo.
¿Qué es ser un verdadero amigo? Sus cualidades.
Al final, haciendo un balance de todo lo expuesto, un buen, verdadero, real amigo debe tener las siguientes cualidades:
Saber escuchar
Ser empático
Estar en las buenas y más aún en las malas
Buscar el bien
Ser sincero
Claro, no somos perfectos y unos tendremos unas cosas y nos faltarán otras o quizá si seamos muy buenos, pero el punto es que intentemos ser mejores cada día. No es eso de cambiar porque dicen que Nadie cambia por nadie y sí, pero tratemos de hacerlo por nosotros mismos y de esta manera podremos tratar mejor a los demás, algo que nos ayudará en todos los sentidos y ámbitos de nuestra vida.
Recordemos que, para amar a otros hay que primero amarnos a nosotros mismos.
Todos los seres humanos somos diferentes, educados y/o criados según las creencias, manías y recursos de nuestros padres o simplemente por como crecimos, por lo que tenemos formas diversas de ver la vida y de encararla o no, depende del caso. Y eso es algo que nos va marcando en todas nuestras relaciones con las demás personas, el cómo las manejamos.
Como dicen en la villa del Señor podemos encontrar de todo tipo de amigos, porque se pueden clasificar. Algo radical podría ser buenos y malos, pero podrían surgir otras como, los mejores, los buenos, los regulares, los malos y los peores. Pero ahora, definamos el cómo sería un amigo realmente bueno.
Y no...
Ser interesado
Ser egoísta
Minimizar los problemas del otro
Ser envidioso
Huir cuando se le necesite
Mentir o engañar.
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